Pocos músicos encarnan con tanta autenticidad el alma del rock nacional como Rubén Pozo.
Nacido en Barcelona en 1975 pero criado en Madrid, su acento—musical y vital—siempre ha sido castizo. Con más de veinticinco años de trayectoria, Pozo ha transitado desde la efervescencia de los garitos madrileños hasta los grandes escenarios del pop rock estatal, siempre con una guitarra al hombro y una canción entre los dedos.
Su primera incursión en la música llegó a mediados de los 90 con Buenas Noches Rose, una banda de culto con la que grabó tres discos entre 1995 y 1999. Tras la disolución de Rose, el destino quiso que cruzara su camino con José Miguel Conejo «Leiva», y juntos dieron forma a Pereza, el grupo que marcaría una época. Desde su debut en 2001, el dúo se convirtió en uno de los fenómenos del pop rock español durante la primera década del siglo XXI. Con seis álbumes de estudio, directos explosivos y colaboraciones con gigantes como Miguel Ríos, Andrés Calamaro, Ariel Rot o Alejo Stivel, Pereza elevó la figura del rockero de barrio a icono generacional.
La pausa indefinida de Pereza en 2011 sirvió como punto de partida para una nueva etapa: la de Rubén Pozo en solitario. Y lo hizo a su manera, sin atajos ni artificios.Lo que más(2012), su álbum debut, sorprendió por su honestidad y madurez. Un disco donde brillaban letras más introspectivas y un sonido directo, casi crudo. Le siguieron“En marcha” y “Habrá que vivir”(2017), obras que consolidaron su personalidad artística: la del tipo que persigue canciones con verdad, que canta sin disfraz, que compone desde el suelo.
Entre tanto, Rubén no ha dejado de compartir camino con otros compañeros de viaje. Escribió para Joaquín Sabina la poderosa “Embustera” (incluida en“Vinagre y rosas”,2010), cantó con Poncho K, Iván Ferreiro, y giró junto a Mark Olson, de The Jayhawks, en una gira acústica que unió el folk americano con la esencia castiza del rock español. También ha ejercido como productor, firmando los trabajos de artistas como Pequeño Salvaje o JordiSkywalker, y forma parte de Hot Legs, esa superbanda que reverencia a los grandes—de Tom Petty a The Rolling Stones—con la energía de quien sigue sintiendo la música como un acto de fe.
En 2023 publicó “Vampiro”, un trabajo que mostraba a un Rubén más libre, más canalla, sin perder el pulso de la canción bien hecha. Y tras un parón necesario, este 2025 regresa con un nuevo disco bajo el brazo que marca un punto de inflexión marcado por su mejor colección de canciones y por la fuerza de su nueva banda, Los Chicos de la Curva. Un regreso esperado, con la energía renovada y la misma pasión de siempre